LA ENERGÍA DE LOS ÁRBOLES



Las energías de los árboles son sumamente poderosas. No solo purifican el aire que respiramos, sino que absorben las energías negativas y las transforman en energía sana y equilibrada.

Los árboles absorben y transmutan la Energía telúrica de la Tierra y la Fuerza del cosmos, siendo de esta manera auténticos alquimistas de la energía que nos rodea Su aura o cuerpo espiritual es muy grande y puede abarcar muchos metros alrededor del árbol y hacia sus raíces profundas.

Los árboles tienen vida y un alma colectiva que los une. Son nuestros hermanos a otra escala de evolución; ellos sienten y tienen la capacidad para interactuar con nosotros y ayudarnos en nuestro crecimiento personal. Están habitados y protegidos por seres y duendes de la naturaleza mágica, por ello al acercarnos a ellos para recolectar sus frutos o recoger su leña, debemos pedirles permiso como hacían nuestros ancestros. Debemos acercarnos a ellos con mucho respeto y sensibilidad sobre todo cuando queramos sanarnos con sus energías transformadoras.

Los árboles son los seres más grandes evolucionados de la naturaleza. Son seres puros que están en armonía y regeneración continua; su energía sanadora es su proyección natural que debemos sentir como ayuda en nuestro propio crecimiento personal. Esta comunicación, es hoy en día muy necesaria y en la medida que nos acerquemos a ellos y podamos entablar una relación fluida, nos ayudaran a desbloquear nuestros canales energéticos, sanar nuestras emociones y revitalizar nuestra salud maltratada.

Nosotros por nuestra parte también debemos ayudarles en su crecimiento y protegerles cuando sea necesario. Cada árbol tiene una energía o personalidad diferenciada, por ello en cada momento nos interesa comunicarnos con unos u otros dependiendo del trabajo a realizar o bien de la cualidad energética y espiritual que necesitemos para nuestro equilibrio. Si nos acercamos a un roble nos dará fuerza y salud. Si por contra trabajamos con los abedules nos ayudaran a desinflamar y purificar nuestros pensamientos. Si son olivos recuperaremos la paz y evitaremos el estrés y la tensión. Con el espino blanco sanaremos las heridas del corazón. Independiente de todas estas apreciaciones de cada árbol, cada experiencia o contacto con ellos será muy particular y siempre nos ayudaran a equilibrar y restablecer nuestra salud física y emocional.


Como establecer una relación fluida con el árbol


Podemos elegir distintos métodos para acercarnos y establecer una comunicación con él. Como primera pauta deberemos crear una comunión armoniosa y en silencio, respirando pausadamente e intentando armonizarla con la respiración del árbol que es más pausada. Imaginemos que estamos acercándonos a un niño o persona que no nos conoce, por lo tanto, debemos hacernos niños, bajar la guardia y abrirnos a su energía con mucha ternura y sensibilidad. Debemos ver si ellos nos pueden ayudar porque su energía es muy poderosa o bien no nos pueden ayudar porque están débiles o enfermos y la necesitan para su propio crecimiento. En este caso podríamos ayudarles a su salud aportándoles nuestra energía y respeto.

En la medida que establezcamos esta comunicación en el tiempo y en repetidas visitas ellos nos conocerán y en cierto modo esperaran nuestra llegada y siempre que lo necesitemos ellos nos ayudaran a sanarnos. Sugerimos incluso que, si se establece una relación muy profunda con el árbol, en la distancia y meditando con él, podrán ayudarnos en muchas ocasiones. Esta relación profunda y mística, nos permitirá acercarnos a una relación con su propia esencia y alma. Podremos viajar a su mundo interior, a través de sus raíces al mundo subterráneo de la Pachamama y a través de sus ramas y hojas a la luz.

Vamos a indicar diferente métodos o pautas para saber acercarnos e interactuar con el árbol.

*Un método sencillo y conocido seria pasear por un bosque o arboleda, respirar su energía, intentar visualizar como nuestra aura, nuestras energías maltrechas se limpian y regeneran a través del aire que respiramos o bien a través del suelo de este bosque, para ello iremos descalzos.

*Otra forma de comunicación eficaz seria colocando las palmas de las manos en el tronco del árbol e intentar sentir su latido, su respiración y su energía. Podemos visualizar un circuito energético que pasa del árbol a través de nuestras manos y como vuelve al árbol nuestra energía purificada desde nuestra cabeza o de las plantas de nuestros pies. Es como una diálisis energética, con una entrada de energía por un punto de nuestro cuerpo y una salida por otro punto hacia el árbol, con este circuito que repetiremos varias veces conseguiremos notar como nuestra energía se renueva y revitaliza.

*También podemos hacerlo sin tocar al árbol, a una distancia donde con sensibilidad y respiración pausada podamos captar la energía del árbol, una energía que notaremos como una ligera vibración o calor que desprende el campo energético del árbol. En esta posición visualizamos mentalmente como el campo de energía del árbol entra por nuestra cabeza y manos, recorre nuestro cuerpo hasta la planta del pie donde sale hacia la tierra y las raíces del árbol, repetiremos esta imagen o circuito energético hasta sentir como regeneramos nuestra energía con la transmutadora y vivificante energía del árbol.

*Otro método serio sentado en la base del árbol y apoyando la columna. En esta posición nos relajamos y podemos meditar. Muy posiblemente si nos relajamos lo suficiente podremos notar como sentimos fluimos con la energía del árbol o bien como desbloqueamos nuestros centros energéticos.

*Abrazarnos al árbol es otra forma de acercamiento al árbol, abrazarlo a manos llenas con una actitud relajada, abierta y son pretender nada, simplemente dejarse llevar y fluir como una flor recién abierta. En esta posición, con los ojos cerrados trataremos de sentir que su energía se funde con la nuestra y hay un intercambio de energía… Sera una experiencia enriquecedora y sanadora que en la medida que vayamos practicándola en el tiempo conseguiremos que sea muy grata y fácil de practicar.

En todo momento que establezcamos una comunicación con la energía de los árboles, haremos respiraciones sosegadas y controladas para absorber la necesaria de energía. Cuando notemos que es suficiente el tiempo empleado o bien notamos algún malestar, rompemos de forma armoniosa esta comunicación. Para ello haremos una inspiración profunda e intentamos por un lado asimilar con armonía toda la información recibida y por otro cortar la comunicación con el árbol de forma pausada y en actitud agradecimiento hacia el árbol, sellando las puertas energéticas que hayamos abierto en el árbol y en nosotros.



HERMANN HESSE. EL CAMINANTE


Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos y sabe escucharlos, descubre la verdad. Ellos no predican doctrinas ni recetas. Predican, indiferentes al detalle, la originaria ley de la vida. El árbol dice: en mí hay escondido un núcleo, una luz, un pensamiento. Soy vida de la vida eterna. Único es el propósito y el experimento que la madre eterna ha hecho conmigo. Únicos son mi forma y los pliegues de mi piel, así como único es el más humilde juego de hojas de mis ramas y la más pequeña herida de mi corteza. Fui hecho para formar y revelar lo eterno en mis más pequeñas marcas.

El árbol dice: mi fuerza es la confianza. No sé nada de mis padres y no sé nada de los miles de hijos que cada año nacen de mí. Vivo, hasta el final, el secreto de mi semilla y de nada más me ocupo. Confío que Dios está en mí. Confío que mi misión es sagrada. Y de esta confianza vivo. Cuando estamos heridos y apenas podemos resistir más la vida, el árbol puede hablarnos: ¡Detente! ¡Detente! ¡Mírame! La vida no es fácil, la vida no es difícil. Esas son ideas infantiles. Deja que Dios hable dentro de ti y tus pensamientos crecerán en silencio. Te sientes ansioso porque tu trayecto te conduce lejos de la madre y la patria. Pero cada paso y cada día, te encaminan de regreso a la madre. Tu patria no está ni aquí ni allí. Tu patria está en tu interior o en ningún lugar.

El deseo de caminar rasga mi corazón cuando escucho a los árboles susurrar con el viento del crepúsculo. Si se le presta atención largamente y en silencio, esta añoranza revela su origen y su destino. No es tanto una cuestión de escapar del sufrimiento, aunque pueda parecerlo, es nostalgia de la tierra, de recuerdos de la madre y de nuevas enseñanzas para la vida. Nos guía a casa. Cada travesía nos conduce al camino de vuelta a casa, cada paso es nacimiento, cada paso es muerte, cada tumba es la madre.

Así susurra el árbol al atardecer cuando nos inquietamos con nuestros pensamientos infantiles. Los árboles tienen un razonamiento más extenso, más apacible y de largo aliento, igual que tienen vidas más largas que las nuestras. Son más sabios que nosotros mientras no los escuchemos. Pero cuando hemos aprendido a prestarles atención, la brevedad, la rapidez y el apresuramiento pueril de nuestro juicio, alcanza una alegría incomparable. Quien haya aprendido a escuchar a los árboles no busca más ser un árbol. No querrá ser distinto de lo que es. Ésa es la patria. Eso es la felicidad.

CUIDADO CON LO QUE PEDIMOS A LOS SABIOS ÁRBOLES


En la mitología india, aparece el “Árbol que Concede los Deseos”, Kalpavriksha en sánscrito, un árbol considerado sagrado entre los hindúes. Sobre este Árbol de los Deseos, se cuenta una parábola en los textos antiguos indios de la que se conocen diversas versiones: Un sofocante día de verano, un viajero caminaba muy cansado a causa del calor. A un lado del camino vio un gran árbol y fue a sentarse junto al tronco para descansar y disfrutar de la sombra. En la fresca sombra del árbol se puso muy contento. Entonces se dijo a sí mismo: —¡Qué afortunado sería si también pudiera tener un vaso de agua fresca! Al instante, apareció un jarro con agua. Después de tomar el agua, pensó: —Ahora ya sacié mi sed, pero cuán feliz sería si aquí hubiera una buena cama, pues este suelo es muy duro y áspero. De inmediato apareció una suave cama. Entonces pensó: —Ni en mi casa tengo una almohada ni una cama así. Si mi esposa estuviera aquí y viera esto, ¡qué feliz sería! Al momento, también apareció su esposa. Entonces el hombre pensó para sí: —Estoy en un área remota y cerca de un bosque; podría venir un tigre y devorarme. En un segundo apareció un tigre y ¡se lo comió!


"Con constancia y paciencia se avanza cada día en el resurgir de una nueva era".

Los hijos y las Hijas del Amor.

Gracias por Ser, por Estar, por Compartir, por Colaborar en el Amor y la Gratitud

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