Tan Tien (parte 1)





Tan Tien (literalmente "mar de la energía") es un centro energético

Hay tres centros energéticos fundamentales: Uno ubicado en el entrecejo, es el superior y está relacionado con la transmutación de la energía mental y con la clarividencia.

El centro medio, relacionado con el plexo solar/cardíaco está vinculado con el plano emocional .

Se considera que el Tan Tien inferior es el centro del cuerpo. Es el lugar donde se genera y almacena energía Chi. Los japoneses le llaman ki kai tandem y también Hara, aquí es donde los samuráis se cortaban el vientre, el harakiri.

Se le conoce asimismo como el "campo medicinal" y también "campo de cinabrio", pues tiene el poder sanador de la energía Chi original o energía prenatal (congénita) acumulada allí. Es un centro de transformación y acumulación de energía. La energía generada en este centro se usa para ayudar al cuerpo a que funcione normalmente y además potencia-liza sus capacidades: resistencia a las enfermedades, al frío, aumento de la fuerza y el dinamismo, calma y claridad mental y emocional.

La importancia del tan tien inferior o centro umbilical proviene de su papel en el crecimiento del embrión. Después de la concepción el embrión comienza a dividirse inmediatamente y pronto se adhiere a la pared del útero. Crece el cordón umbilical por el que se alimenta el feto. El punto donde el cordón umbilical está unido al bebé es el ombligo. Mientras el feto se encuentra todavía en el útero materno, la energía entra al ombligo por el cordón umbilical. Luego circula por el riñón izquierdo, después por el riñón derecho, desciende hasta el centro sexual y el perineo y sube por la columna hasta la cabeza. Luego desciende por la lengua y regresa al ombligo. Este curso de circulación constituye la Orbita Micro-cósmica que armoniza la energía Yin y Yang del feto. El feto se alimenta con la energía umbilical y elimina los desechos por el ombligo. Después del nacimiento, mientras el niño crece, el cuerpo sigue enviando toxinas a la zona umbilical. El centro umbilical equilibra todas las fuerzas y es el centro de gravedad física. El cuerpo se mueve alrededor de este centro al sentarse, ponerse de pie o practicar en movimiento.

El centro umbilical, tantien bajo o simplemente tantien, transforma las energías del cielo, la tierra y la del plano humano en energía vital beneficiosa y fundamental para el cuerpo.

Este es el sitio donde se unen la esencia, la energía y el espíritu. Podría decirse también que es el sitio de unión y transformación de los planos físico, energético y espiritual.

Conexión con la Tierra

Los maestros de taichí, chi kung y otras disciplinas psicofísicas orientales insisten la necedad de asentarse y enraizarse en la tierra. Este objetivo se cumple a través del trabajo con el tantien.

En el nivel corporal significa reforzar la estabilidad física a través de la conciencia del centro de gravedad, tanto estando quieto como en movimiento.

En el nivel mental implica tomar contacto con la realidad en el aquí y ahora. Para ello se acalla el parloteo de la mente y se refuerza la percepción del propio cuerpo y del espacio que lo rodea.

En el nivel cósmico, el cuerpo está expuesto a las energías del Cielo y la Tierra, del Macrocosmo y el Microcosmo. El tantien inferior recibe la energía de la Tierra. Es el vínculo con nuestra naturaleza básica, de tipo animal. Está detrás del instinto de supervivencia y de la sexualidad.

Trabajar el centro

Sacro abierto, músculos perineales fuertes y diafragma relajado son requisitos previos para el trabajo sobre el tantien.

Abrir el sacro. La mayoría de las personas acumulan tensión en los pliegues de las ingles y zonas anexas, afectando los músculos, los nervios y el flujo de la sangre y linfa, así como del chi. Para “abrir” la zona, con los pies en paralelo y separados a la altura de los hombros, las rodillas ligeramente flexionadas y hacia afuera. Intentamos mover el sacro hacia adelante y atrás sin mover las caderas.

Fortalecer el periné. Contraemos y relajamos el esfinter anal y la uretra, sin hacer demasiada fuerza, intentando distinguir entre todos los músculos implicados. Podemos hacerlo en cualquier lugar, en cualquier tiempo muerto. En la posición anterior de abrir el sacro, podemos incorporar la contracción y la relajación al balanceo.

Relajar el diafragma. La tensión del diafragma bloquea el chi y puede provocar ansiedad crónica. Para liberarla, nos sentamos con la espalda recta y los hombros relajados. Colocamos las yemas de los

dedos por debajo del plexo solar e inspiramos profundamente, llevando el aire al abdomen. Al exhalar, hacemos un poco de presión al tiempo que nos inclinamos hacia delante. Repetimos de 5 a 10 veces.

Conciencia del centro

El cuerpo se mueve alrededor de este centro al sentarse, ponerse de pie o practicar cualquier movimiento. La conciencia del centro de gravedad nos lleva a posturas ergonómicas que evitan trastornos musculo-esqueléticos y fisiológicos. Por otra parte, sabemos que en el equilibrio participan factores biomecánicos, neurológicos y psicológicos. Por eso es comprensible que el trabajo sobre es el centro de gravedad o tantien pueda provocar efectos beneficiosos sobre la psique y en todos los niveles de la organización corporal. Cuanto más completo sea este trabajo, mejores serán los resultados. Los ejercicios meramente físicos pueden ser útiles, pero si se incorporan técnicas que influyen sobre los sistema nervioso y endocrino, los efectos se multiplican.

Mejorar el equilibrio

Determinados ejercicios, que pueden realizarse como parte de las rutinas diarias, son útiles para incrementar la conciencia corporal y mejorar el equilibrio. Por ejemplo, si trabajamos sentados, cuando necesitemos descansar del esfuerzo intelectual y estirar los músculos podemos aprovechar para ejercitar el equilibrio y la experiencia del centro de gravedad.

• Nos sentamos con la espalda recta, sin apoyarla en el respaldo y con los brazos en cruz. Nos ponemos de pie y nos sentamos de nuevo sin utilizar los brazos. En las primeras ocasiones repetimos el ejercicio tres veces y en días sucesivos vamos aumentando hasta llegar a diez. Es una práctica recomendable si se sufre de tendencia a marearse al incorporarse después de haber estado agachado.

• Caminamos con un pie detrás de otro como lo haría un equilibrista sobre la cuerda floja. Para conseguirlo, nos concentramos en la línea vertical que debe trazar el cuerpo desde la cabeza a los pies. El ejercicio se hace mejor sobre una superficie firme, sin alfombra, y contrayendo los músculos del estómago. Caminamos así un mínimo de tres metros y lo repetimos dos o tres veces al día.

• También es un ejercicio útil dar pasos hacia los costados. Frente a una pared, damos un paso hacia el lado con una pierna y luego acercamos el otro pie. Lo hacemos diez veces hacia la derecha y diez veces hacia la izquierda.

Cuando nos sintamos seguros haciendo los ejercicios podemos intentar hacerlos con los ojos cerrados. Además conviene hacer diariamente una rutina de taichí (una “forma”), cuyos movimientos lentos y continuos han demostrado ser muy eficaces en la mejora del equilibrio. También el método Pilates o los ejercicios inspirados en la técnica que refuerzan el abdomen o se realizan con grandes pelotas de equilibrio ayudan a conocer y potenciar el tantien.

Alquimia corporal

Los antiguos sabios taoístas ubicaron en el tantien el laboratorio donde se combinan las energías del individuo con las procedentes del cosmos a través del aire o de los alimentos. Sólo en en este “taller alquímico” podía elaborarse el elixir de la inmortalidad o, al menos, el de la salud permanente. Por eso, la zona debe estar libre de tensiones que puedan dificultar el flujo energético y alterar los procesos fisiológicos.

Para conseguirlo, a lo largo de milenios se han ideado todo tipo de técnicas y disciplinas. El taichí, el chikung hacen hincapié en llevar la energía a la región umbilical, con el fin de recogerla y distribuirla por todo el cuerpo.

• Podemos aplicarnos un auto-masaje sobre la zona abdominal que favorece la percepción del tantien, a la vez que lo fortalece.

→ Buscamos un lugar tranquilo donde podamos estar tranquilos. Permanecemos sentados o tendidos con las piernas flexionadas y la parte baja de la espalda y las plantas de los pies bien apoyadas en el suelo.

→ Comenzamos colocando las palmas de las manos sobre el vientre, con los pulgares tocándose sobre el ombligo. Realizamos varias respiraciones, observando cómo sube y baja el vientre. Luego, al exhalar hacemos una presión con la yema de los dedos por debajo del ombligo. Lo hacemos tres veces. → A continuación ejercemos presión sobre una serie de puntos, siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Empezamos cerca de la ingle, luego debajo de las costillas y en la boca del estómago. Continuamos bajando por el lado izquierdo del abdomen, presionando debajo de las costillas, cerca de la otra ingle, en el centro del reborde púbico y, para terminar, en el tantien. Después de cada una de las presiones deslizamos las palmas de las manos desde el tantien hacia los lados.



De la misma manera que ejercemos presión desde el exterior para potenciar el tantien, también se puede hacer desde dentro mediante ejercicios musculares. En este sentido están indicados las técnicas de fortalecimiento del suelo pélvico, tanto en mujeres como en hombres. Mantak Chia sostiene en su opúsculo Tan Tien Chi Kung que gracias a las contracciones del periné y el empuje del diafragma, el chi ejerce una presión estimulante sobre los órganos internos, las glándulas endocrinas y los vasos sanguíneos y linfáticos.


 "Con constancia y paciencia se avanza cada día en el resurgir de una nueva era".

Los hijos y las Hijas del Amor.

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Tan Tien (parte 1)

Tan Tien: Fortalecerlo (parte 2)

Tan Tien: Respiración (parte 3)

Tan Tien: Meditación Oslo (parte 4)

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