QUÉ ES EL DUELO



 El duelo es el proceso emocional que atraviesa una persona tras sufrir la muerte de un ser querido. El duelo es un proceso normal, dinámico y que requiere de un trabajo y elaboración personal de adaptación a la nueva situación. La intensidad y duración del duelo depende de muchos factores: tipo de muerte (esperada o repentina, apacible o violenta), la intensidad del vínculo con el fallecido, el tipo de relación con la persona perdida (dependencia, conflictos, ambivalencia), la edad, etc. La duración del duelo por la muerte de una persona muy querida puede ser de entre uno y tres años. Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar al fallecido sin sentir dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en la vida y en los vivos

En resumen: › No se deben esconder los sentimientos. › No caer en el falso consuelo de las drogas o el alcohol. › Evitar tomar decisiones importantes. › Dejar que otras personas nos ayuden. › Permitirnos a nosotros mismos el hecho de sentirnos mal. › Darnos permiso para conectarnos con la vida y aprovechar las oportunidades que tengamos para descansar y divertirnos. › Escribir, leer. › Ser pacientes con los demás y con nosotros mismos. › Confiar en nuestra propia capacidad de tirar hacia adelante. › No quedarnos anclados en el pasado. › No descuidar la salud y asistir a las visitas concertadas con el médico para mantener las revisiones periódicas.

Las siete etapas del duelo son:

1. Incredulidad. Parálisis, negación y confusión: Es el clásico “¡no puede ser!”. Se produce un estado de shock donde hay negación y confusión, pero no hay dolor. Esta etapa puede durar un momento, unos minutos, unas horas o unos días.

2. Regresión. Llanto explosivo, berrinche y desesperación. Conectamos con el agudo dolor del “darnos cuenta”. La situación nos invade, nos desborda, lloramos como un niño, tenemos reacciones no racionales y desmedidas (no se puede razonar).

3. Furia. Sentimos furia con el causante de la muerte o con el propio muerto, por habernos abandonado. Ya hemos llorado, ya intenté negar lo que pasaba y ahora llega el momento de la bronca. Nos enfadamos con todos para poder pensar que tiene que haber alguien a quien responsabilizar de todo esto. Me enfado con dios, con el que se ha muerto... La furia, realmente esconde la tristeza que viene de camino. Si siguiéramos furiosos, acabaríamos muriendo por agotamiento, destrozados por la furia.

4. Culpa. Sentimos culpa por no haber podido salvar o por lo que no hicimos: Es el tapón que, como en una herida, parará el sangrado. La culpa, equivale a la postilla de una herida; es el coágulo. La culpa está construida de la misma sustancia que la furia y empezamos a echarnos las culpas de porque no hicimos esto o aquello. Nos hacemos preguntas estúpidas del tipo: ¿y si yo hubiera hecho esto o aquello otro… podría no haber sucedido esta pérdida?. La culpa, no dura demasiado porque es ficticia, pero cuando se queda, nos estanca en la parte mentirosa y exigente del duelo. Si no nos quedamos estancados en la culpa, llegamos a la siguiente fase.

5. Desolación. Impotencia, desasosiego, pseudo alucinaciones, idealización, idea de ruina. Voy metiéndome para adentro; voy volviéndome seco. Esta etapa es la de la verdadera tristeza. Esta es la etapa temida. Aquí está la impotencia, el “darnos cuenta” de que no hay nada que podamos hacer. Aquí también está la soledad; la soledad de estar sin el otro, con los espacios que ahora quedaron vacíos. “Nos damos cuenta” de que las cosas no van a volver a ser como eran y no sabemos con certeza, pronosticar, de que manera van a ser. Este es el momento mas duro del camino. Esta es la etapa de la tristeza que duele en el cuerpo, de la falta de energía. No es una depresión, pero se le parece… ¿en que?: en la inacción (la depresión aparece justamente cuando me declaro incapaz de transformar mi emoción, en una acción). Cuando una persona está en la etapa de la desolación, con tan solo mirarle a los ojos, ya nos damos cuenta de que algo ha pasado. En esta etapa podemos padecer, incluso, seudo alucinaciones (percepciones extrañas) y que nos pueden llevar a pensar que estamos enloqueciendo. La tristeza, lo que hace realmente, es alejarnos para poder llorar y preservarme de estímulos hasta que esté preparado para recibirlos; de este modo me preparo para salir de esta etapa y entrar en la siguiente.

6. Fecundidad. Acción dedicada y acción inspirada: De la desolación se empieza a salir valorando al que no está. ¡Cuidado!, no confundir “valorar” con “idealizar”. Idealizar es: Que lindo era, era el mejor, no hay otra persona como el o como ella, etc. Valorar me permite elaborar el dolor; idealizar es una manera de no salir de el. Valorar es identificarse con el que ya no está escuchando las canciones que le gustaba, disfrutando de paseos al aire libre… en definitiva, hacer cosas dedicadas a esa persona, o al menos, con conciencia de que han sido inspiradas por el vinculo que teníamos con esa persona que ya no está. Ayuda mucho, acudir a grupos de personas que les han pasado lo mismo.

7. Aceptación. Discriminación e interiorización: La última etapa es la aceptación, que equivale a la cicatrización de la herida. 

Pero según los expertos las personas no pasan necesariamente por todas estas etapas ni en ese orden específico, así que el duelo se puede manifestar de distintas maneras y en momentos diferentes para cada persona. Manifestar que la persona que pasa por un duelo no solo ve su vida alterada a nivel psicológico con estados anímicos de tristeza, ira, melancolía, apatía, culpa, nerviosismo, irritabilidad, sensación de vacío, … además, se ve afectada a nivel somático por dolores de cabeza, cansancio o falta de energía, trastornos del sueño, cambio de apetito, etc. que evidencian el transito emocional en el que se encuentra y que es importante atender y no descuidarlos o minimizarlos 

El duelo es un proceso, no un estado -Anne Gran


 ¿Qué ocurre detrás de nuestro fallecimiento?

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 "Con constancia y paciencia se avanza cada día en el resurgir de una nueva era".

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