Ho’oponopono

 

Ho’oponopono

«No temas avanzar lentamente, teme, únicamente, no avanzar».





Definición e historia de Ho’oponopono

Ho’oponopono es una filosofía, un estado anímico, y adherirse a este proceso requiere integrar ciertas ideas, ciertas nociones diferentes a las que nuestras tradiciones nos tienen acostumbrados. Con Ho’oponopono abordamos otra manera de ver las cosas, llevándonos a contemplar el mundo con ojos distintos, a veces a ver la vida, la gente y a uno mismo de modo opuesto. Es en este punto donde la práctica de Ho’oponopono se vuelve menos fácil porque, en realidad, cada uno tiene que hacer un cambio interior a nivel de creencias y valores. Ho’oponopono nace de una tradición ancestral hawaiana y significa: «Enderezar, armonizar, corregir lo que es erróneo, poner orden». Cuando aparecen diferencias entre las personas o llegan los problemas relacionales en el seno de una comunidad, la gente se reúne en presencia de los protagonistas y, bajo la dirección de un sacerdote/chaman, se conceden el perdón. Ho’oponopono es un proceso de arrepentimiento y reconciliación entre personas de una misma comunidad, de una misma familia.

Origen

Entrar en el proceso Ho’oponopono es muy sencillo. Si hay algo que te desgarra por dentro o si tienes una molesta cotidiana, tanto si se trata de un acontecimiento grave o de algo sin demasiada importancia, bastará con que repitas las cuatro frasecitas que, de hecho, son palabras. La fórmula es «Lo siento, perdóname, gracias, te amo». A partir de esas cuatro frases repetidas varias veces durante cierto tiempo, acaba por pasar algo, es como un milagro. Nada hay más sencillo, en efecto, y está al alcance de todos. Ahora vamos a ver 
que Ho’oponopono no es, en realidad, tan fácil como parece a la hora de integrarlo y practicarlo.

Ho’oponopono, te da la oportunidad de ir más lejos en la comprensión de esta forma de estar en el mundo. A través de la práctica es como podrás integrar y descubrir tu propia forma de estar en el mundo, la que tu corazón te indique. Abre tu corazón y recuerda: «Sólo se ve bien con el corazón porque lo esencial es invisible a los ojos» (Antoine de Saint-Exupéry, El Principito). Agradezco a la vida esta oportunidad que me ha brindado hoy para limpiar ese «velo» que me mantiene en «la ilusión de la separación». Me dirijo al «Ser Único» que «Yo soy», a la «Tierra madre» y a ti, lector, sabiendo que mi primer error es creer que estamos separados del Todo. Le pido a mi alma o a mi «Yo superior» que me ayude a limpiar toda la memoria que me hace pensar así. «Lo siento, perdóname, gracias, te amo».

La realidad física es una creación del pensamiento

Lo que está en tu exterior no es sino una proyección de alguna cosa que procede de ti, que podríamos llamar creencias, pensamientos o memorias. Ésta es una noción que se relaciona con las enseñanzas que todos hemos recibido. En efecto, nos resulta mucho más fácil echarle la culpa a otro y quedarnos con el papel de víctimas,¡ Pero no! Pase lo que pase, no eres una víctima, nunca lo has sido, sólo eres el creador al 100 por 100 de lo que te pase. En efecto, es difícil de aceptar así, a bote pronto. Pero es la clave del proceso de Ho’oponopono. Es absolutamente necesario integrar totalmente esta idea antes de ponerse a la práctica de Ho’oponopono de manera eficaz. Un pensamiento erróneo creará una realidad errónea. Si tengo un pensamiento acertado, entonces crearé una realidad armoniosa y pacífica. Y, en ese punto, hay que darse cuenta de que todo está en nuestro interior. Nada está en el exterior. La realidad física es una creación de nuestro pensamiento, es decir, que somos los creadores de todo lo que nos pasa. Esta noción es difícil de integrar. Hasta ahora hemos vivido en la idea de que los responsables son los demás y que los acontecimientos que vivimos vienen, evidentemente, de fuera. Con Ho’oponopono las cosas se invierten. En realidad nada cambia. Simplemente no sabíamos que éramos nosotros los que creamos nuestra realidad de manera inconsciente. «Desde el momento en que algo aparece delante de nosotros –dice el doctor Len–, puedes preguntarte lo que pasa en ti, en tu interior, lo que estás experimentando». Luego se trata de responsabilizarse al 100 por 100 de lo que sientes y lo que estás creando. Después, una vez que has aceptado la situación –que has creado tú por completo–, entonces puedes empezar el proceso de limpieza de todas las memorias causadas por tus sinsabores. Porque las memorias no nos dejan respiro alguno.

Inconscientemente, guían nuestras vidas, nos arrebatan el libre albedrío para expresarnos.

«No somos la suma de nuestras memorias, no somos nuestras memorias, somos más que eso» decía Morrnah Simeona. Todo lo que pasa en tu vida, los acontecimientos, la gente que conocemos, los sitios donde vives, tus viajes, todo es creado por tus memorias. En realidad, estás teleguiado por ellas. Te hacen creer que eres diferente a los demás y, en definitiva, son ellas las que te dan la ilusión de separación. Por eso es útil que siempre recuerdes que tú no eres tu memoria. Y ello nos lleva a la cuestión fundamental que se plantea Morrnah, que se plantea el doctor Len y que, de hecho, todo ser humano debiera plantearse: «¿Qué soy yo realmente?». Tus memorias pueden impedirte ser quien eres, ser tú mismo y, liberándote de esos escombros «heredados», pelando pacientemente una capa tras otras, como se hace con una cebolla, descubrirás quién eres realmente. Así, todo lo que hay en tu exterior que te desgarra, que te desestabiliza, que te hace sufrir, es una memoria. El sufrimiento que ves en los demás es también una memoria que se reactiva en ti. El origen de todo lo que te pasa y que te afecta es una memoria. Ho’oponopono te permite limpiar todas esas memorias. Pero, de hecho, no hay buenas o malas memorias, es la mente la que juzga y decide lo que es bueno y lo que es malo. La realidad es otra cosa. Hay algunas memorias que te pueden parecer erróneas o malas, mientras que otras te parecerán buenas. Lo cierto es que sólo existen memorias que deben ser limpiadas para librarte de ellas. Y Ho’oponopono lo permite.

Ho’oponopono, modo de empleo

Fórmula de Ho’oponopono «Lo siento, perdóname, gracias, te amo».

¿Qué significan esas palabras?

«Lo siento»: es reconocer su creación.

«Perdón»: porque no sabía que tenía eso dentro de mí.

«Gracias»: por permitirme limpiar la memoria.

«Te amo»: a ti, mi Divinidad interior, podría decirte «te amo».


¿Cuándo decir esta fórmula?

Cuando nos encontremos frente a un conflicto, una reacción violenta, un accidente, un trauma, todo lo que despierte en ti una fuerte emoción negativa.

¿Cómo decirla?

En voz alta, en voz baja o en tu interior.

¿A quién se dirige cuando la pronunciamos?

A ti mismo, a tu Divinidad interior, a tus protectores, al universo, a Dios.

¿Puede ser una frase preventiva?

Puedes decir la fórmula: «Lo siento, perdóname, gracias, te amo» incluso cuando no percibes un conflicto en concreto. Eso te permitirá borrar las memorias que vayan creciendo a tus espaldas. Algunas personas recitan esta fórmula como si fuera un mantra, durante un paseo, una caminata o una vuelta en bici.

¿Se puede decir durante un acontecimiento feliz?

Sí. Tienes una herramienta a tu disposición que permite a tu ego descansar y ser feliz plenamente, desde la humildad.

¿Se puede hacer Ho’oponopono delante de la tele?

Se puede hacer Ho’oponopono delante de todo lo que suscite en ti emociones negativas: eso puede ser Internet, el teléfono o escuchando la radio.

¿Hay que decir todos y cada uno de los elementos de la frase?

Cuando empieces a practicar Ho’oponopono, tómate tu tiempo para repetir la fórmula íntegramente hasta que hayas integrado la sensación que se desprende de cada palabra.

Después, bastará con decir sólo «Gracias, te amo».

¿Qué pasa luego?

Que llega la calma. Estarás sin expectativas sobre lo que pueda pasar, porque 
Ho’oponopono sirve, fundamentalmente, para obtener paz interior.

¿Cómo se hace una limpieza?

Utilizaremos las cuatro frases clave del proceso de Ho’oponopono, que son: «Lo siento, perdóname, te doy las gracias, te amo».

Dices «lo siento» por no haber sabido que tenías esa memoria dentro de ti.

Luego dices «perdóname» a la Divinidad para pedirle ayuda y poder perdonarte a ti mismo por dejarte llevar por las memorias.

Seguidamente das las «gracias» a las memorias por aparecer, por emerger desde el fondo y darte la oportunidad de liberarlas, dando gracias a la Divinidad por ayudarte en dicha liberación.

Concluirás diciendo «Te amo» porque sólo el amor cura.

Diciendo eso te diriges a tus memorias y a ti mismo. El proceso de Ho’oponopono consiste en perdonarte, darte las gracias y enviarte amor. Con ello, borras las memorias. A medida que dicho sufrimiento desaparece en ti, también lo hace en los demás. Cuando dices esas palabras, te las diriges a ti mismo y, más concretamente, al niño pequeño que sufre dentro de ti. No hay nada que hacer ni que comprender, sólo hay que pedir. En eso consiste la simplicidad de Ho’oponopono. No hay que ponerse a buscar de dónde procede tal memoria ni qué doloroso episodio está en su origen. Parece complicado para la mente porque lo que la mente quiere es controlar y comprenderlo todo. Sin embargo, la mente es útil en este proceso y su papel es importante. Tiene libre albedrío. Puede tomar la decisión de abandonar todo control y todo poder y de confiar en la Divinidad interior, pidiéndole al Yo superior que te libere de las memorias. Por eso, cuando se entra en la energía, Ho’oponopono, hay que llegar a desarrollar una gran confianza en uno mismo, una fe total en el alma, para que la mente consiga abandonar todo poder, todo control. El intelecto deja sitio a la intuición del corazón. Podríamos decir que la mente es parecida a un superordenador, un ordenador tan perfecto que el ser humano jamás será capaz de construir uno tan eficaz. Pero un ordenador sin programas y sin datos no sirve para nada. Será sólo una máquina vacía. La mente funciona del mismo modo. Son las memorias del pasado las que sirven de datos. La mente se basa en ellas, siempre, antes de tomar una decisión. Lo que nos conduce a organizar nuestra vida entorno a esquemas dictados por el pasado. Si dejas de jugar, esto es, si dejas de utilizar recetas desfasadas, podrás vivir el momento presente y estarás listo para acoger una nueva realidad. Una realidad que no estará más bajo en control de tu ego, sino bajo la guía de tu alma.




"Con constancia y paciencia se avanza cada día en el resurgir de una nueva era".

Los hijos y las Hijas del Amor.

Gracias por Ser, por Estar, por Compartir, por Colaborar en el Amor y la Gratitud

Comentarios

Entradas populares de este blog

Chan da Arqiña 16 7 2023

Coaña, Rivadeo, Foz 18 6 2023

07-08-2023