Espacio Vital


 

Muchas veces, escucharnos:

  • Realiza una burbuja

  • Expándete en luz

  • Si notas algo de tu exterior que no es tuyo, ¡suéltalo!

  • Deja ir aquello que reste

  • etc.


Es hora de encontrar un equilibrio y razonamiento congruente en todo esto. Así como tú no recoges lo que le resta de otros, y te envuelves en una bola de energía, o en un símbolo, o un talismán, o haces un acto de “protección”.... Los demás tampoco quieren lo que te resta de ti.


Los límites en esta dimensión dual son necesarios, ¿os imagináis un río sin orillas? o ¿el cielo sin la estratosfera? o vivir sin piel…. Los límites determinan el fin y el comienzo de un estado a otro.


Estos límites son flexibles, se adaptan, son porosos , respiran. Son como nuestra Piel, que podemos decir que es nuestro segundo pulmón, ella nos defiende de las amenazas exteriores y nos protege, mantiene una limitación entre el exterior y el interior.


Lo mismo ocurre con los demás cuerpos, todos tienen una limitación sutil que hace posible la convivencia y unificación en esta vida.


Podríamos decir, de manera informal que el último límite está en donde acaba nuestro “espacio vital”. Una definición: El "espacio vital" es la zona que establece el margen de seguridad entre nuestro cuerpo y el resto del mundo. El cerebro calcula una zona de separación alrededor del cuerpo que es muy flexible. Cambia de tamaño dependiendo del contexto y se calcula de manera que es en gran parte inconsciente.


Se mide por las sensaciones que nos transmite nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones, nuestra energía


Así que cuando algo nos incomoda, lo rechazamos porque nos produce sensaciones adversas; de la misma forma cuando entramos en caos, dudas, miedo, indecisión… Sino, tenemos cuidado de ser conscientes de nuestro espacio vital, podemos ser nosotros quien desatemos sensaciones adversas a otros.


Todo ocurre en dos direcciones.


Os propongo un ejercicio, como seres conscientes y coherentes: Imaginaros que estáis dentro de vuestro espacio vital y que lo limitáis como si fuese una esfera translúcida, se ve el exterior, pero no el interior . Es una forma de ser respetuoso con los demás, dejando para ti, tus emociones personales que solo tú debes resolver. Dejando para ti la duda de tus decisiones que solo tú debes tomar. dejando para ti la superación de tu miedo que solo es tuyo… y así con todo.


Porque todo es contagioso, contagiemos al mundo que nos rodea: el amor, la confianza, el respeto…


La segunda parte del ejercicio es precisamente eso: expandir desde nuestro centro ese amor que habita en nosotros, y como ese límite es poroso, esa luz saldrá borrando de la memoria la sensaciones discordantes, trayendo paz y respuestas, ánimo y alivio, claridad, confianza, recordando que no estamos solos…


Y así de esta forma, no solo habremos respetado a los seres que tenemos cerca, sino a nosotros mismos , impidiendo que las emociones opaquen nuestra esencia, y la voz del corazón.


Escuché un testimonio de Ingrid Betancourt: 

¿Qué pasa si no encuentro salida?. 

Cuando no encuentras la salida, coge un teléfono y llama al de arriba. 

¿Y, si no creo en él?.

A él no le importa, igual que va ayudar” 


El miedo es contagioso, pero la Fe también, es un ejercicio de la voluntad de querer hacer.

Al expandir en Luz desde nuestro centro, es la voluntad  personal de salir de la zona de confort, y de esta forma, traernos al centro de nuestro equilibrio.


Los problemas, las decisiones, las dudas, los miedos, continuarán, pero no dirigirán, solo estarán a nuestro lado. Quien dirigirá será la voz de nuestro corazón, la confianza de la esencia. la fe en la vida, esa fe que se crece con la constancia y la voluntad, que nos trae la fuerza y el poder, la visión del camino de la vida.


Es difícil, pero posible, la práctica de este hábito, la ejercitación constante, será para ti la diferencia de vivir o sufrir. El miedo, las dudas, la confusión que nos infunden y contagian, nos arrastra, pero somos libres de decidir qué hacer con ello.


La vida social humana se presenta cada día más confusa y dura.


Dos pasos de un ejercicio sencillo que hará crecer esa voluntad que habita en nosotros, que nos ayudará y ayudará. 


Delimitar nuestro “espacio vital”.



"Con constancia y paciencia se avanza cada día en el resurgir de una nueva era".

Los hijos y las Hijas del Amor.

Gracias por Ser, por Estar, por Compartir, por Colaborar en el Amor y la Gratitud

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